Mientras el Gobierno de México mantiene en reserva los detalles, se concretó una de las aperturas estructurales más significativas de las últimas décadas: México abrió su litio, su sector energético —incluida la Comisión Federal de Electricidad (CFE)—, las telecomunicaciones y otros sectores clave a la inversión y operación de empresas estadounidenses.
1. Litio: de exclusividad estatal a participación extranjera
Hasta ahora, el litio estaba bajo control exclusivo de LitioMx, empresa estatal creada en 2022, que prohibía explícitamente la participación privada. Sin embargo, se introdujo una cláusula que permite excepciones “por razones de desarrollo estratégico nacional”, lo que abre la puerta a empresas extranjeras. Además, se habilita la inversión extranjera hasta el 49% en sectores estratégicos, permitiendo así la entrada de capital estadounidense al mineral considerado el "petróleo del siglo XXI".
2. Energía y CFE: fin de las barreras regulatorias
Estados Unidos había criticado reiteradamente los obstáculos que enfrentaban sus empresas en el sector energético mexicano, señalando demoras, rechazos injustificados y falta de permisos. Con los cambios recientes, se amplía significativamente el acceso de privados —especialmente estadounidenses— en generación, importación y distribución de energía, en áreas anteriormente dominadas por CFE y PEMEX.
3. Telecomunicaciones y servicios digitales: liberalización completa
México eliminó requisitos regulatorios como pruebas duplicadas y procedimientos de certificación que limitaban el acceso extranjero. Con esto, proveedores estadounidenses de telecomunicaciones, servicios digitales y pagos electrónicos podrán operar con menos trabas, integrándose más profundamente a la infraestructura tecnológica y financiera mexicana
4. Agroindustria, salud y logística: puertas abiertas
Los acuerdos también incluyen acceso total al mercado mexicano para papas frescas y biotecnología agrícola (como maíz y algodón transgénico), así como una aceleración en los registros de dispositivos médicos y farmacéuticos. Además, se eliminaron restricciones en aduanas, puertos y servicios exprés, facilitando la logística para empresas de Estados Unidos.
Tregua arancelaria con Trump: apertura a cambio de contención
La apertura estructural mexicana se da en el contexto de una negociación tensa sobre aranceles. La presidenta Claudia Sheinbaum sostuvo una llamada con su homólogo estadounidense, Donald Trump, a un día de que entraran en vigor nuevos impuestos a productos mexicanos. Gracias a ese diálogo, se logró una prórroga de 90 días en los aranceles adicionales, pero México continuará pagando impuestos significativos:
25% al fentanilo (mantenido, evitando un incremento al 30%)
25% a los automóviles
50% al acero, aluminio y cobre
El acuerdo temporal, anunciado por Trump en Truth Social y confirmado por Sheinbaum en su cuenta de X, busca evitar medidas unilaterales mientras ambos gobiernos trabajan en un pacto comercial de largo plazo.